Que Sevilla tiene un color especial, es verdad, y ¡Cómo nos gusta decirlo! Tuvo que venir el Covid para darnos cuenta de cómo extrañamos la libertad de caminar por la Av. De la Constitución frente a la Giralda, tomar una cerveza en la Alameda o recorrer las calles del centro sin ver persianas bajas o carteles de “Se alquila”. La pandemia dejó en evidencia muchas cosas, entre ellas el poco compromiso para proteger e incentivar las economías y colectivos locales. Guasinei nació como respuesta a esa necesidad, en especial dentro de la industria textil, donde promovemos el COMERCIO JUSTO.
Seamos sinceros, ¿Quién no fue, aunque sea una vez al centro comercial o a la tienda de las dos iniciales rojas a comprar una camiseta por 4 euros que quizás ni necesitábamos? A ver quien arroja la primera piedra. Detrás de esos precios absurdos se esconde la gran problemática de la industria textil a nivel global.
Made in Bangladesh
La globalización ha llevado a que compremos a una tienda de origen irlandés o sueca cuya “producción” está en Asia. En abril de 2013 se produjo en Daca, capital de Bangladesh, uno de los mayores accidentes textiles de la historia: el derrumbe de una fábrica de 9 plantas dejó 1.127 muertos y 2.438 heridos. La tragedia dejó en evidencia la precaria situación laboral de los trabajadores de la industria: salarios mínimos, jornadas laborales inhumanas y condiciones de higiene y seguridad miserables.
Las grandes empresas europeas tercerizan y relocalizan sus producciones en los países asiáticos en desarrollo donde la mano de obra es ampliamente más barata, debido a las condiciones. El salario mínimo de Bangladesh en 2020 se situó en 8.000 tukas, unos 82,10€ al mes, dista mucho de los 950€ de España o, por ejemplo, los 1.706,90€ de Irlanda.
La otra cara de la moneda
La otra gran problemática que desde Guasinei buscamos atender es el origen y tratamientos de la materia prima utilizada. La textil es la segunda industria más contaminante del mundo después de la del petróleo. Esto se debe al gran volumen de agua que se necesita, sumado a los residuos que se desprenden durante los procesos de elaboración y traslados de los productos a los puntos de venta. Por ejemplo, para elaborar un vaquero de algodón con colorantes índigos se utilizan un mínimo de 42 litros de agua para ser teñidos, lavados y acabados y otros 21 litros cada vez que los lavamos, según el artículo de Campus XXX 2020.
Desde Guasinei promovemos e incentivamos el consumo local, de cercanía (KM 0) y de un tratamiento justo de todos los participantes de la cadena de producción. Formamos parte de la Asociación de Moda Sostenible de Andalucía (AMSA) y ofrecemos total transparencia en nuestra cadena de suministros y elaboración de nuestras prendas. Utilizamos algodón ecológico certificado por la Fear Wear Foundation y trabajamos con la asociación OCCIENA de mujeres en riesgo de exclusión, en las 3.000 viviendas, para realizar dos de nuestras colecciones. Nos gustaría trabajar en conjunto con otras asociaciones de diversa índole para crear una red de colaboración amplia y fuerte en nuestro entorno. Utilizamos tintas ecológicas libres de plomo y plastisol (derivado del petróleo muy contaminante), realizamos la serigrafía y la costura enteramente a mano con diseños propios.
Realizamos las entregas nosotros mismo en bicicleta (Sevilla Capital) o a través de la empresa estatal Correo con su correspondiente Packaging “Free plastic” (España y Resto de Europa).
Pero sobre todo abogamos por un consumo local, cultivar la responsabilidad ambiental y apoyar las condiciones de trabajo seguras y empoderadas. Creemos en la responsabilidad del consumidor, es decir, priorizar la compra de una sudadera o una camiseta de calidad y de fabricación local que garantice una durabilidad en lugar de optar por la compra de tres opciones low cost, por el simple hecho de estar barato. Por eso decimos menos Made in Bangladesh, y más hecho en Triana, Sevilla, Andalucía, España.
Fdo:
Departamento de comunicación Guasinei
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